LITERATURA
El
mundo griego nos ha legado las grandes ideas universales y las bases
fundamentales de nuestro pensamiento, mientras que, siglos después, Roma
las extendió por un inmenso territorio que abarcaba todo el
Mediterráneo y se ha dado en llamar el “Imperio”. Y nuestro actual mundo
occidental, en buena parte, está formado por la tradición romana: su
manera de entender la vida (las costumbres, el Derecho, el Cristianismo)
y, sobre todo, su idioma, el latín, lengua madre de nuestro romances
medievales y, por tanto, de nuestra lengua castellana. Todos son
elementos primordiales para entender nuestro presente más inmediato.
En muchos aspectos, los escritores de la República romana y del Imperio romano eligieron evitar la innovación en favor de la imitación de los grandes autores griegos. La Eneida de Virgilio emulaba la épica de Homero, Plauto seguía las huellas de Aristófanes, Tácito emulaba a Tucídides, Ovidio
exploraba los mitos griegos. Por supuesto, los Romanos imprimieron su
propio carácter a la civilización que heredaron de los griegos. Sólo la sátira es el único género literario que ya los romanos identificaron como específicamente suyo.
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