martes, 4 de diciembre de 2012

                 
                     VIVIENDA

 La vivienda primitiva romana es típica del mundo mediterráneo: una cabaña redonda u ovalada -según el terreno- con techo cónico de troncos recubierto con cañas y pajas.
        A la hora de clasificar las viviendas del mundo romano, se ha establecido la siguiente tipología: 
Insulae: edificio de apartamentos donde, en alquiler o en propiedad, vivían los ciudadanos más pobres. Muchas veces quedaban reducidos a una habitación multiuso. Vitrubio, el gran arquitecto del mundo romano, decía que estas insulae se construían muy deprisa, con materiales de muy mala calidad y que por ello estaban expuestas a hundimientos e incendios. A medida que Roma fue creciendo y debido también a la proliferación de hombres ricos, propietarios de una grandes solares que favorecieron la "especulación inmobiliaria", fue necesario elevar la altura de las insulae, aunque ya Augusto prohibió su elevación más de 70 pies por motivos de seguridad.
Domus: vivienda particular, ocupada por un solo propietario y su familia, que normalmente consta de un solo piso. Sus dimensiones son muy variables dependiendo del poder económico del propietario así como de sus gustos e intereses. Conservamos magníficos ejemplos de este tipo de viviendas en Pompeya y Herculano.
Villae: son viviendas en zonas rurales que, según su uso se denominan villae rusticae, si están dedicadas a las labores agrícolas y ganaderas, con graneros, bodega, granja de animales, etc., una especie de cortijo; y villae urbanae si están dedicadas al disfrute y descanso del propietario y su familia.
  


                                         CALENDARIO

El primitivo calendario romano fijaba la duración de los meses en 29 días, 12 horas y 44 minutos con meses lunares de 29 ó 30 días. El mes era la fracción mayor y el día la menor, aunque después se dividió en horas.
Los romanos consideraban que el día se iniciaba a medianoche. Al establecerse el año (de annus = anillo) le fijaron una duración de 10 meses (sistema decimal), pero más tarde, por influencia griega, se pasó al año de 12 meses, con 368 días y ¾ de otro, con meses de 30 y 29 días alternativamente, y cada dos años un año con 13 meses, ajustándose progresivamente el sistema suprimiéndose o agregándose días. Con los progresivos reajustes se fijaron meses de 31 días
A cada periodo de cinco años se le llamaba lustro, debido a que se hacían sacrificios (lustrum) el año después de la revisión del censo que era cada cuatro años.
Con el emperador Julio César se volvió a organizar el calendario (46 a.C.), y se fijó su duración en 365 días, 5 horas y 52 minutos.
Los romanos contaban los años, en los documentos oficiales, según la serie de cónsules y emperadores (era de los Cónsules, 509 a.C.).